En el Valle de Arista, Carlos Quintanilla se arriesga apasionadamente a una propuesta por demás innovadora y por ello exclusiva: crear tierras de vino. Le otorga a este proyecto su incansable curiosidad, sus ideas desafiantes y su insistencia en la calidad.
Así nace Quintanilla Reserva: "tierras impensadas para el vino, se transforman en una exquisita realidad y una aventura hacia lo posible", con una imagen minimalista y muy elegante se presenta al mercado para competir con los grandes.